El TPP ha sido reconocido como una de las expresiones más activas de los tribunales de opinión. Estos tribunales se crean para sacar a la luz casos de violaciones de los derechos humanos y se activan a petición de fuerzas sociales que promueven la creación de organismos considerados como formas más accesibles de justicia.

En su largo recorrido, el TPP ha contribuido a abrir una ventana sobre lo que significa el derecho internacional para la sociedad y ha puesto de manifiesto muchas de las lagunas y fallos del actual sistema jurídico internacional. El Tribunal es una experiencia única precisamente por su carácter permanente, que le ha permitido abordar un gran número de situaciones, estando abierto a la variedad de peticiones que llegan a su conocimiento. De ahí la relevancia de su actividad a largo plazo. Como órgano «permanente», el TPP está constantemente dispuesto a escuchar a quienes ven vulnerados sus derechos fundamentales. Además, su énfasis en el derecho internacional y los derechos de los pueblos, en un proceso deliberativo de evaluación de las pruebas y los hechos a la luz del derecho existente, distingue al TPP de otros tribunales de opinión e iniciativas para denunciar violaciones por parte de Estados y actores privados.

En un momento en que se han multiplicado los mecanismos internacionales formales para impugnar la actuación de los Estados y otros actores internacionales, el TPP sigue teniendo un papel que desempeñar allí donde no existe un procedimiento internacional y donde los procedimientos disponibles no son accesibles en la práctica para las comunidades y los pueblos.